lunes, 27 de julio de 2009

Todo está Bien

Abro los ojos por la mañana, admiro lo que me rodea. Todo es perfecto. Prendo la televisión y no hay más que programas que me hablan una y otra vez sobre los conflictos de gente famosa, con el objetivo de hacerme olvidar mis propios problemas y pensar que todo en mi vida podría ser peor y que por lo tanto, así como está mi cotidianeidad es todo un edén… mejor no puedo estar.

Si cambio de canal, con mi espectacular control remoto que, a todo esto, me permite cada día ser más sedentario, veo que gente amable y bonita me ofrece productos que con mi sueldo no puedo pagar, pero que al fin y al cabo, con un clic más eso ya no es problema, porque en el canal de al lado algún banco me está dando a conocer su crédito incombatible.

Llego a sentir que todos se preocupan por mí y que puedo satisfacer imperiosas necesidades que hasta hace 5 minutos no tenía. ¡Oh, Dios mío! gracias por darme esta dicha. Gente que no conozco y que no sabe quién fulano soy quiere ayudarme a conseguir la felicidad y me ofrece todo un mundo de fantasía al instante. Debo ser muy bueno para merecer esto.

Tengo celular con cámara, rayo láser y satélite incluido, estoy siempre cerca de mis amigos, siempre y cuando estén conectados. Subo fotos como loco a la red para que todos se enteren de mi exitosa vida, suenan en el metro los “ring tones” de moda, puedo hablar con quien quiera en cualquier momento y en cualquier lugar, gracias a la antena que está ubicada a una cuadra de mi casa, en donde antes había un milenario árbol.

Árbol que de inútil solo servía para absorber agua. Agua que es más útil para mí, con ella logro lavar el tecnológico auto que me compré gracias al incombatible crédito que vi en la tele la semana pasada. Agua que corre libre por mi cuerpo, ayudándome a sacar la suciedad, que impregna la capital, en mis poros. Suciedad que no se compara con la que vive un niño del Congo, el cual no usa sus manitos para chatear con los amigos ni jugar con la Wii, sino que las usa para excavar en la tierra prostituida, y así extraer el famoso mineral, hit del momento: con Uds. Coltan.

Coltan codiciado por las grandes empresas que me venden la tecnología que utilizo, tecnología que me hace feliz, tan feliz que me impide pensar siquiera en preguntarme de dónde viene. Tan feliz que ni siquiera se me ha ocurrido pensar que para que yo tenga un celular un niño en África debe morir.
POR
MANDRÁGORA

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